
¡Renuncia para ser feliz!
Era el viernes por la tarde. Como hago regularmente, terminé exhausto mi entrenamiento de remo. La sensación de cansancio y satisfacción en un movimiento circular y complementario se hicieron presentes en mí. La actividad física mejora el cuerpo, relaja la mente y eleva el espíritu. Al terminar el ejercicio, como siempre, abrí la heladera y saqué una cerveza para beber con la conciencia de que ésta sería diferente. ¿Por qué diferente si era algo que hacía regularmente? Porque sería la última que tomaría en las próximas tres semanas. Así, con plena conciencia, saboreaba cada sorbo y cada sensación que me producía el hecho de tomar la cerveza. El sabor estaba diferente. Todo estaba más resaltado. ¿Qué más hacemos sin conciencia de lo que hacemos?
Para recuperar la conciencia de lo que hacemos, cómo lo hacemos y por qué lo hacemos, existe un ejercicio llamado “¡Renuncia y sé feliz!”, propuesto por la Universidad de Berkeley. Parece nuevo, pero no lo es. Jesús renunciaba y ayunaba y les pedía a los apóstoles que lo hicieran. Los santos renunciaron a muchas cosas para tener la conciencia de la presencia de Dios. Los monjes siguen ayunando y renunciando para mantenerse en el camino de la espiritualidad. Así, el ayuno y la renuncia consciente pueden ser una herramienta para desfrutar de la vida y de las elecciones. ¿En qué consiste? Aquí se propone una actividad sencilla. Consiste en renunciar a algo durante un tiempo determinado para que se pueda evaluar si lo que se está haciendo tiene sentido. Si tiene sentido, el incentivo es disfrutarlo con la conciencia del privilegio de poder hacerlo. Además, es posible identificar si lo que se hace responde a un deseo o a una necesidad. El deseo se entiende como una aspiración o un capricho que tiende a hacer la vida más placentera y divertida, al menos momentáneamente. Un celular de última generación es un deseo, la conexión que produce es una necesidad. Una hermosa casa es un deseo, mientras que el abrigo es una necesidad. Así, muchas veces confundimos el deseo con la necesidad, haciendo de la vida un carrusel frenético en busca de satisfacer los deseos sin haber identificado la verdadera necesidad. Se interpreta necesidad como aquella que produce bienestar fisiológico, mental, emocional y espiritual, como el alimento, el descanso, el amor y la paz, entre otras. Por ello, la actividad “Renunciar para ser feliz” propone que elijamos algo que solemos hacer y a lo que tengamos acceso ilimitado, como una comida, una bebida o un programa de televisión y renunciemos voluntariamente durante un tiempo determinado. De esta forma, cada uno puede valorar si lo que hace, casi siempre en modo automático, es un deseo o una necesidad. Además, permite a todos evaluar si están disfrutando con conciencia de lo que tienen acceso ilimitado. Asimismo, es posible identificar qué se aprecia en estas actividades y cómo te hacen sentir. Si hablamos de bebida, ¿la cerveza es un deseo o una necesidad? Se entiende que la necesidad es de agua y la cerveza es un deseo. Cuando se habla de comida, ¿la pizza que muchos comen cada semana es un deseo o una necesidad? La pizza se considera un deseo y la comida una necesidad. Cuando se habla de un programa de televisión que se ve regularmente, ¿es un deseo o una necesidad? Nuevamente, se puede inferir que ver televisión es un deseo, ya que la necesidad es de diversión. Cada una de las necesidades anteriores se puede satisfacer de otras maneras, no necesariamente con las que elegimos y hacemos de forma regular. ¿Disfrutas conscientemente de lo que haces?
Finalmente, renunciar a algo para ser feliz es una invitación a tomar conciencia de cómo vivimos y del sentido de lo que hacemos. ¿Qué haces, tiene sentido? De lo contrario, ¿por qué haces lo que haces? Cuando se habla de hábitos de alimentación, bebida y entretenimiento, se sabe que estas necesidades pueden ser satisfechas con diferentes estrategias. Es fundamental ser consciente de lo que haces como si fuera la última vez, porque algún día lo será. Hoy cumplo el período de renuncia estipulado por mí y pretendo disfrutar de todas las sensaciones de tomar una cerveza con la conciencia de que satisfacer una necesidad alineada con un deseo hace la vida más hermosa. ¿La espiritualidad? Todavía hay un largo camino por delante.
Moacir Rauber
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